Las alfombras kilim
Las alfombras kilim, en el olvido durante un tiempo, vuelven a ser tendencia en materia de interiorismo. Lo primero que nos viene a la mente al oír la palabra "kilim" es "tradición". Puedes utilizarlas para tapizar un sillón o un puf, como tapiz para la pared, como funda para cojín o como sajjāda, una alfombra utilizada en la oración. Se distinguen del resto de alfombras en su elaboración a mano.
El arte de fabricar kilims
Es una de las técnicas más laboriosas que se puede llevar a cabo sin recurrir a métodos mecánicos. Este oficio requiere manos talentosas, prestar atención al detalle y mucha paciencia.
El telar es la herramienta utilizada. Todo comienza con la preparación de la urdimbre, una hilera vertical de hilos. Para tejer hasta 200 unidades se puede necesitar alrededor de un mes. Los artesanos entretejen hilos horizontales y verticales muy apretados (la trama) para cubrir la urdimbre.
Imagen superior: Alfombras MUSALER, VOSKETAP, AKNALICH y LUSARAT.
El peine de batido es la herramienta utilizada en la unión de las fibras verticales y las horizontales. Puede formar parte del telar o actuar de forma independiente. De esta forma, el tejedor se asegura de que todos los hilos se mantienen unidos, dando como resultado un tejido con bucles invisibles. Una vez obtenido el patrón, las fibras se aseguran desde abajo y los extremos forman los distintos flecos. La alfombra es reversible, presentando el dibujo original en el anverso y una imagen especular en el reverso.
Patrones y colores orientales
Los kilims, originarios de Turquía y países de Oriente como Siria o Afganistán, son alfombras coloridas, con tonos y dibujos detallados. Los patrones más comunes suelen ser geométricos o florales. Los motivos multicolores, repetitivos y tradicionales, atraen todas las miradas.
Se pueden definir como de estilo étnico y oriental. Los colores dominantes se obtienen fácilmente con tintes naturales de plantas, frutos o arbustos, por ejemplo, el rojo de la rubia, el marrón de la cáscara de avellana, el amarillo de las flores de manzanilla o el azul de los tallos de índigo.
¿De qué está hecho el kilim?
En su elaboración, se recurre a lana de la mejor calidad, procedente del vellón de las ovejas de Nueva Zelanda. Pastando en colinas verdes, respirando el aire puro y rodeados de tierra fértil, los animales presentan un vellón grueso, del que se desprenden durante la esquila. ¿Por qué la lana? Te mostramos algunas de las razones:
- Es completamente biodegradable y natural
- Es extremadamente absorbente, retiene la humedad de la habitación y la devuelve cuando es demasiado baja
- La lana tejida no retiene la suciedad ni el polvo, ni tampoco los olores, por lo que el kilim puede ser utilizado, por ejemplo, en la cocina
- Adecuado para las habitaciones más concurridas de la casa, como la sala de estar o el recibidor. Las fibras se aplastan pero recuperan su forma original al cabo de un tiempo
Los kilims en los interiores modernos
Un kilim combina bien en cualquier interior moderno. Los accesorios originales y hechos a mano no pueden faltar. Este tipo de alfombra encaja bien en una habitación de diseño boho, vintage o de mediados de siglo.
También luce bien en una decoración industrial o de estilo escandinavo. La función básica del kilim es proteger contra el frío de la superficie y absorber el sonido. Además, puedes utilizarlo como accesorio decorativo para el piso o como adorno en la pared.
Imagen superior: Alfombra VOSKEHAT, Puf TIFELT , Conjunto de 2 cestas AROWANA y Cómoda PASCO.